
Nuestra Visión
Ser un faro de esperanza para las personas de nuestra comunidad y ver sus vidas transformadas, sobrias, libres y encaminadas a una vida plena en Jesús. Los cuales asumirán su responsabilidad de trabajar juntos hacia el desarrollo de toda la comunidad y donde sean enviados, como fruto de vidas agradecidas que glorifican a Dios.
Nuestra Misión
Nuestra Misión no es lo que hacemos sino quienes somos. En PIJ, somos una iglesia comprometida con tener una sólida conexión con la comunidad de la ciudad de Nueva York, guiandolos a la luz de Jesús y proveyéndoles apoyo para el crecimiento personal, espiritual y profesional. De esta manera podremos ser partícipes con Dios en vendar los corazones rotos, identificar necesidades y animar a las personas a desarrollar todo su potencial a través del poder de la Palabra de Dios, la guianza del Espíritu Santo, el amor de Cristo y del apoyo fraternal.

Nuestras Creencias
Dios es nuestro creador y todos somos responsables ante él.
(Isaías 66:1-2, Apocalipsis 20:12)
El libro llamado la Biblia es inerrante en su lenguaje original y sus enseñanzas y autoridad son absolutas y supremas.
(2 Timoteo 3:16; 2 Pedro 1:21)
Sólo hay un Dios verdadero eternamente existente en tres personas: Padre, Hijo y Espíritu Santo. Estos tres son uno y tienen la misma naturaleza, atributos y perfección.
(Isaías 43:10-11, Juan 10:30)
La personalidad y deidad del señor Jesucristo, quien se hizo carne y vivió entre nosotros para reconciliar la humanidad con Dios al recibir en sí mismo el castigo que nosotros merecíamos.
(Juan 1:1; Colosenses 1:15-16)
La personalidad y deidad del Espíritu Santo de Dios, el cual convence de pecado, y mora dentro de todo creyente verdadero, equipa a los creyentes con regalos espirituales para edificar la iglesia con el propósito de glorificar a Jesús.
(1 Corintios 3:16, Juan 14:26)
La humanidad fue creada a la imagen de Dios, según su semejanza, pero toda la raza humana quedó separada de Dios cuando el pecado entró en el mundo a través de la desobediencia de Adan y Eva.
(Genesis 1: 26-27, Romanos 5:12)
En el momento en que una vida cree en Jesús como su salvador, pasa de muerte a vida eterna, perdonada de todas las cosas.
En el momento de aceptar a Cristo, él entra a morar dentro del creyente, llevándolo a una vida de santidad y poder para resistir el pecado. Una nueva naturaleza impartida a través de Cristo habilita al creyente para llevarle a una vida de obediencia a la palabra de Dios para salvación.
(Juan 5:24, 2 Corintios 5:17-19)
Las buenas obras, aunque sean de gran ayuda, no pueden asistir al pecador a ganarse el cielo. Somos salvos por solo por *gracia.
(*un favor inmerecido) (Efesios 2:8-9)
Cristo Jesús es el único mediador entre Dios y la humanidad. Jesús recibió el castigo que nosotros como pecadores mereciamos. Jesús se convirtió en el sacrificio pacificador por los pecados del mundo.
(1 Timoteo 2:5-6; Romanos 5:8)
Cristo Jesús resucitó de los muertos y volverá pronto.
(Lucas 24:34-39, Hechos 1:10-11)
La gran comisión de la iglesia es ir al mundo y predicar el *evangelio (*buenas noticias) a toda persona.
(Mateo 28:18-20)
Todos los creyentes son llamados a una vida de separación de prácticas pecaminosas. Fuimos creados para buenas obras y es nuestra responsabilidad preocuparnos por las dolencias y las necesidades sociales de nuestros prójimos.
(Colosenses 3:12-14, Romanos 15:1-2)